(Entrevista en el programa “Sueños y Sonido” de Radio 10 Mar del Plata)
Raúl Rizzo, un actor de vasta trayectoria y gran presencia en el teatro argentino, no solo es reconocido por su talento, sino también por su postura política. En la obra Rojos, Globos, Rojos, que se presenta este 18 y 25 de febrero en la sala Pairó del Teatro Auditorio de Mar del Plata, Rizzo va más allá de contar la historia de un teatro independiente al borde de la quiebra. En su interpretación, la pieza, escrita por Eduardo Tato Pavlovsky hace 35 años, cobra una dimensión profundamente política, reflejando las tensiones que hoy atraviesan al país.
La trama gira en torno a un grupo de actores que luchan por salvar su teatro, el cual está siendo amenazado con la clausura por parte del gobierno local. Lo que en el contexto de la obra puede parecer una dificultad común para los teatros independientes, se convierte en una alegoría de la situación política argentina, donde el arte y la cultura están bajo presión.
En una charla abierta, Rizzo no oculta su preocupación: “Estamos siendo atacados y hasta censurados”. Refleja no solo los desafíos que enfrenta el arte independiente, sino también las recientes olas de censura cultural. Habla de los ataques a la libertad de expresión, mencionando la represión de presentaciones de libros, la intervención en recitales y la presión a instituciones como el Instituto de Cine. A su juicio, estamos frente a un gobierno que ha cruzado el límite del autoritarismo.
Además de la censura, Rizzo hace un diagnóstico de la situación política y social de Argentina, profundamente afectada por la gestión del gobierno de Javier Milei. “El pueblo argentino está siendo agredido desde todos los lados”, se lamenta, refiriéndose a la crisis económica, la precarización de la educación, la cultura y los derechos sociales. Y no es solo la economía lo que lo preocupa, sino el ataque a los derechos básicos, que impacta directamente en la calidad de vida de la gente.
El actor también se refiere a la concentración mediática y al poder de los grandes medios, que según él, “hacen lavado de cerebro a la gente”. Esta crítica va más allá de la política: para Rizzo, lo que está en juego es la capacidad del pueblo para generar un verdadero debate, libre de manipulación.
En su interpretación del Cardenal en Rojos, Globos, Rojos, Rizzo encuentra una oportunidad para expresar sus inquietudes y transmitir un mensaje claro a los espectadores. “Hoy estamos en un oscurantismo total”, afirma, destacando el poder del teatro como forma de resistencia ante la oscuridad que atraviesa el país. “El arte sigue siendo nuestra forma de luchar”, dice con convicción.
Además de Rizzo, el elenco está compuesto por Gabriela Perera y Marta Igarza, quienes aportan su gran talento para acompañarlo en esta obra que no solo busca entretener, sino también provocar reflexión en el público.