El gobierno de Javier Milei ha decidido retirar a Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), argumentando una defensa de la “soberanía sanitaria” y alineándose con la postura de Donald Trump respecto de los organismos internacionales. El anuncio fue realizado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, y respaldado por el propio presidente en sus redes sociales, donde tildó a la OMS de ser uno de los “ideólogos de la cuarentena cavernícola” durante la pandemia.
Más allá del golpe de efecto político y mediático, la decisión plantea interrogantes clave: ¿qué significa realmente para Argentina salir de la OMS? ¿Cuáles son las implicancias prácticas en términos de salud pública y cooperación internacional?
El rol de la OMS y su relación con Argentina
La OMS es un organismo dependiente de la ONU que coordina estrategias globales de salud, emite recomendaciones sanitarias y asiste a los países en la prevención y respuesta ante emergencias médicas. Argentina ha sido históricamente un actor relevante dentro de la organización, participando en investigaciones y en la implementación de programas de salud pública.
Pertenecer a la OMS no implica una cesión de soberanía, sino la posibilidad de recibir apoyo técnico y científico, acceso a redes de información epidemiológica y financiamiento para programas sanitarios en situaciones de crisis. De hecho, durante la pandemia, Argentina accedió a vacunas a través del mecanismo COVAX, coordinado por la OMS.
Las consecuencias del retiro
- Aislamiento en la cooperación sanitaria
Al abandonar la OMS, Argentina pierde voz y voto en la toma de decisiones globales en materia de salud, así como el acceso directo a información y asistencia técnica en crisis epidemiológicas. - Pérdida de financiamiento y programas de apoyo
Aunque Adorni minimizó el impacto económico al afirmar que Argentina no recibe fondos de la OMS, la organización sí ha brindado apoyo financiero y logístico en diversas crisis sanitarias, como campañas de vacunación y lucha contra enfermedades como el dengue y la tuberculosis. - Dificultades en la importación de medicamentos y vacunas
La OMS certifica estándares sanitarios y trabaja con la industria farmacéutica en la provisión de vacunas y medicamentos. Salir del organismo podría complicar la adquisición de insumos críticos y afectar la credibilidad de la Argentina en acuerdos internacionales de salud. - Impacto en la relación con otros países y organismos internacionales
La OMS no actúa sola. Su labor está estrechamente vinculada con organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Banco Mundial y el propio G-20. La salida de Argentina podría dificultar futuras negociaciones y acuerdos en temas sanitarios y de cooperación internacional.
Un giro ideológico con impacto sanitario
La decisión de Milei no se explica en términos técnicos o de eficiencia, sino en su alineamiento con una visión libertaria extrema que rechaza la intervención de organismos internacionales en políticas nacionales. Sin embargo, el gobierno no muestra la misma postura respecto al Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que impone estrictas condiciones a la economía argentina.
Mientras Milei celebra el retiro como un paso hacia la “libertad”, la realidad indica que Argentina se está aislando de la comunidad internacional en un área clave: la salud pública. A largo plazo, el costo de esta medida podría ser mucho más alto que el rédito político que busca cosechar el gobierno en su cruzada contra el “globalismo”.